No hay una receta exacta para ser un centenario, pero los científicos insisten en que es fundamental seguir un estilo de vida saludable.
Los estudios que se han realizado hasta ahora sobre la longevidad de los
centenarios son pocos y limitados, pero ya aportan algunas conclusiones
de interés: la mitad de quienes llegan a los cien años lo hacen de
forma independiente, con un buen estado de salud, niveles de colesterol
bajos y la mayoría son mujeres, aunque los varones tienen mejor salud y
más calidad de vida. Se intenta analizar las claves de la longevidad extrema y cómo llegar o,
incluso, superar los cien años con calidad de vida. Todo apunta a que
seguir una dieta sana, realizar ejercicio físico moderado y llevar una
vida social activa y sin estrés están detrás de ello.
"Los centenarios son personas mayores con una calidad de vida aceptable, por su edad, pero no tributarios de muchos cuidados médicos. Sus capacidades sensoriales y de movilidad son reducidas y la de autocuidado, baja. Si tienen una enfermedad genética, esta no se manifiesta a los 100 años, sino que es previa, y las patologías vinculadas a factores de riesgo también se desarrollan antes: si se ha sido fumador, es muy improbable que se desarrolle cáncer de pulmón a los 100 años si no se ha registrado en etapas anteriores.
Los centenarios sí padecen enfermedades degenerativas ligadas al envejecimiento, como la artrosis, enfermedades vasculares cerebrales y demencias, otro dato que se ha constatado es que los centenarios de hoy constituyen "un grupo que ha superado, de manera amplia, la esperanza de vida que tenían al nacer, que rondaba los sesenta años".
Cómo alargar la vida
"Sabemos que la cantidad y calidad de vida que depende de la genética no se puede cambiar, pero sí podemos cambiar nuestros estilos de vida", Según las conclusiones científicas disponibles hasta ahora, "lo más importante es no fumar, pues el tabaco es el enemigo número uno de la salud, ya que mata más que todos los agentes tóxicos y peligrosos". También se debe reducir el consumo excesivo de alcohol porque causa cáncer y cardiopatías, "así como de drogas, puesto que una única dosis de cocaína puede matar a un adolescente, o drogas de síntesis, que pueden causar psicosis irreversibles".
LA DIETA: UN PILAR FUNDAMENTAL
Es esencial seguir una dieta sana, como la Dieta Mediterránea. En esencia, se caracteriza por no ser "ni hiperproteica ni hipercalórica". Consiste en el consumo de productos frescos y de temporada, como frutas y verduras, entre los cuales, el producto estrella es el aceite de oliva. Las principales fuentes de calorías deben ser el pan, la pasta y las legumbres, aunque estas últimas y los frutos secos no deben consumirse en cantidades exageradas (dos o tres nueces o almendras al día resultan beneficiosas por su aporte de fitoestrógenos con efecto anticancerígeno, disminución de riesgo cardiovascular, disminución de trastornos menopáusicos); la cantidad de proteínas de origen animal debe ser baja y la de pescado, moderada. Además, incluir pimentón, ajo y cebolla es conveniente por sus efectos bioactivos (preventivos de enfermedades cardiovasculares y cáncer).
Beber medio vaso de vino tinto (no más) también puede ser cardiosaludable, debido a que contiene resveratrol, un polifenol que también tienen los frutos azules y morados (como los arándanos y las moras), que son un poderoso antioxidante. Los lácteos son igualmente buenos por su aporte de calcio y vitamina D, conjugada con una ingesta adecuada de líquidos para garantizar una buena hidratación (sobre todo en el caso de los ancianos), el ejercicio físico moderado (no extenuante) y una vida social activa son factores fundamentales para gozar de una vida larga.
La vida social debe caracterizarse por la ausencia de estrés -psicológico, laboral o familiar-, ya que puede provocar un tipo de muerte de las células llamada apoptosis (que tienen una función muy importante en el organismo, haciendo posible la destrucción de células dañadas genéticamente, evitando la aparición de cáncer).