Mejorar la dieta en Navidad es posible, sencillo y necesario para ganar en salud y no en peso corporal.
Según sostiene la sabiduría popular, aumentamos una media de 2,5 kilos en estas fechas, a continuación se ofrecen siete consejos para mejorar la calidad de la dieta navideña y alejar el miedo a la báscula.
1. Mejora la calidad de los aperitivos.
Si tomamos un aperitivo saludable antes de comer, nos será más fácil controlar nuestro apetito en la comida, sobre todo si tendremos ante nosotros grandes raciones de alimentos irresistibles. Algunas ideas para ello son:
- Unos canapés con tomate natural y verduras salteadas.
- Palitos de pan o galletas crackelet.
- Queso crema bajo en grasa o salsa de guacamole para untar.
- Pinchos de fruta fresca o de verduras.
- Aceitunas.
- frutas secas (uvas, ciruelas, higos, dátiles, orejones, etc.).
- Frutos secos (almendras, avellanas, nueces, pistachos, etc.).
2. Incluye un primer plato vegetal.
Unas verduras de temporada a la plancha, mejoraremos la calidad nutricional del menú y evitaremos que la comida sea demasiado calórica e hiperproteica.
3. Escoge porciones más pequeñas.
No es pecado probar todos los alimentos que hay frente a nosotros en las comidas navideñas, pero sí conviene recordar que los atracones esporádicos pueden aumentar nuestro peso a largo plazo. El aumento de grasa corporal que se produce tras de un tiempo concentrado de "hiperalimentación y sedentarismo" se mantendría hasta un año después de dicho período. Un truco que puede ayudarnos a evitar comer más de la cuenta es pedir que nos sirvan la comida en platos pequeños.
En Navidad es recomendable que respondamos más que nunca a nuestros
sabios y ancestrales mecanismos de hambre y saciedad. Si estamos
saciados, es momento de dejar de comer.
Una investigación observó que incluso si estamos frente a palomitas pasadas, comemos más de la cuenta. Hay que tener presente que ser amable es compatible con comer poco de un plato que no apetece demasiado. En cuanto a esos postres que a todos nos gustan (como el pastel de chocolate), lo mejor es disfrutarlos sin remordimientos, pero sin abusar de ellos: contienen grandes cantidades de energía. La cantidad de ejercicio físico que deberíamos realizar para compensar las calorías que nos aportan puede llegar a ser desmesurada.
5. No hacer Sobremesas.
No hay necesidad de pedir un tercer o cuarto plato para poder mantener una charla amistosa con el resto de comensales.
6. No llegues a la mesa con un hambre voraz.
Si ayunamos durante varias horas antes de llegar a la mesa, en lugar de comer de manera normal durante el resto del día, es muchísimo más probable que comamos en exceso. Cuando tenemos mucho apetito, escogeremos de forma inconsciente alimentos más calóricos. El consejo de dividir las calorías consumidas durante el día en diferentes ingestas tiene sentido.
7. Evita el sedentarismo todo el año, pero sobre todo en Navidad.
Combatir el sedentarismo es fundamental. Ni las vacaciones de verano ni las navideñas deberían poner freno al necesario movimiento de nuestro cuerpo. Mientras caminamos o hacemos cualquier otro ejercicio físico, no solo no ingerimos apetitosos manjares, sino que quemamos algunas de las calorías extra que hayamos consumido en las fiestas.
Consejo extra: incluir recetas saludables en tus menús
Resulta bastante difícil resistir la tentación de comer más de la cuenta en Navidad: platos deliciosos, raciones desmesuradas, galletas de navidad, turrones, pan de pascua y un largo y calórico etcétera.
Sin duda, este no es el momento de "hacer dieta", sino de compartir
sonrisas, abrazos y, por qué no, comidas, con nuestros seres queridos.
Pese a ello, cuando ingerimos calorías de más (algo que sucede en Navidad), ganamos peso y puede que ello nos genere una inquietante sensación de culpa. Podemos evitar esta confusión psicológica (y fisiológica) si añadimos
nuevos "favoritos" a los platos tradicionales navideños y recordamos que
una dieta saludable también puede ser festiva.