PESTAÑAS

jueves, 7 de marzo de 2013

La dieta mediterránea con aceite y frutos secos previene el riesgo cardiovascular



La correlación directa entre el consumo de una dieta mediterránea y la disminución del riesgo cardiovascular es ampliamente conocida, pero hasta el momento los trabajos científicos realizados en este campo se han limitado a estudios observacionales de cohorte en los que se hacía un seguimiento de poblaciones que, según ellas mismas informaban, mantenían este tipo de alimentación (escogida por los propios participantes) y posteriormente los científicos identificaban las patologías que habían o no desarrollado.

El estudio que se presenta aquí es totalmente pionero y establece, de manera definitiva, una relación causal entre la dieta mediterránea suplementada con grasas vegetales y la disminución en las probabilidades de aparición de enfermedades cardiovasculares (muerte de origen cardiovascular, infarto de miocardio o accidente vascular cerebral).

El trabajo se inició en 2003 bajo el nombre de PREDIMED, que es el título abreviado de “Efectos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular”. Se trata del primer gran ensayo clínico aleatorio que tiene por objetivo averiguar si la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen y frutos secos (grasas vegetales), evita la aparición de patologías cardiovasculares en personas con riesgo cardiovascular (que padecen tabaquismo, obesidad, colesterol, elevada presión arterial…).
Los científicos que participan en el proyecto forman un equipo multidisciplinar compuesto por 19 grupos de investigación de 7 comunidades autónomas y coordinados por el Dr. Ramón Estruch, del Hospital Universitario Clínic de Barcelona.

El estudio se realizó sobre una muestra poblacional de casi 7.500 personas con edades comprendidas entre los 55 y los 80 años, las cuales tenían algún factor de riesgo cardiovascular pero todavía no habían desarrollado ninguna enfermedad. Los investigadores dividieron de manera aleatoria a los participantes en tres grupos, en función del tipo de dieta que iban a seguir: una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, una dieta mediterránea suplementada con frutos secos y una dieta de control que consistía en una alimentación baja en grasas. A diferencia de los estudios realizados con anterioridad, en este caso se exigía a los participantes el seguimiento estricto de la dieta planteada y se realizaban pruebas de manera habitual para comprobar que estaban cumpliéndola.

Se hizo un seguimiento a los participantes de casi 5 años, un periodo menor del que en un principio habían planteado ya que, debido a los resultados obtenidos, se vieron obligados a detener el ensayo por los prejuicios que podría estar causando en la salud del grupo que mantenía una dieta baja en grasas.

Aun así, este tiempo fue suficiente para descubrir que el consumo regular de la dieta mediterránea con aceite de oliva y frutos secos es un 30% más eficaz que la dieta baja en grasas en la reducción del riesgo cardiovascular. De hecho, los autores concluyen en el texto publicado que “entre las personas con elevado riesgo cardiovascular, una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos reduce la incidencia de eventos cardiovasculares mayores”.

Vemos, pues, que esta es la prueba definitiva de las virtudes de la dieta mediterránea en el campo de la prevención primaria, superando incluso los efectos de los medicamentos utilizados para el control de estas patologías.

Fuente:  New England Journal of Medicine