PESTAÑAS

lunes, 25 de agosto de 2014

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Consulta ó Coaching Nutricional

 



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domingo, 24 de agosto de 2014

Hacer dieta puede engordar

Seguir dietas estrictas para adelgazar sin cuidar el ejercicio físico o los hábitos saludables puede desembocar en un aumento de peso.

Los profesionales Nutricionistas para que asesoremos a los que realizan una y otra vez dietas sobre la importancia de seguir un buen estilo de vida, alejado de las "dietas milagro", que se consideran un auténtico atajo hacia la obesidad. El siguiente artículo explica por qué hacer dieta para adelgazar puede derivar, en ciertos casos, en el resultado opuesto al buscado.
Enganchados a las dietas

'Tres razones para huir del efecto yoyó' hace referencia a los que hacen una y otra vez dieta como personas que, además de seguir unos hábitos de alimentación algo desequilibrados, realizan de forma cíclica dietas de todo tipo. Regímenes seguidos para perder los kilos de más que se han acumulado en su cuerpo de forma insidiosa, pero que es muy probable que sean la causa de volver a ganarlos una y otra vez.

Dietas y pérdida de masa muscular

Si la dieta que se ha seguido es muy baja en calorías, la pérdida de masa muscular puede ascender hasta el 37% del peso perdido, sobre todo si no se aumenta la práctica habitual de actividad física (es lo que sucede en la inmensa mayoría de los casos: la gente lleva más o menos la dieta, pero con el deporte es más tolerante). Esta pérdida de músculo hará que nuestro cuerpo gaste menos calorías (disminuye la "tasa metabólica"), porque mantener la masa muscular requiere más inversión de energía que conservar la masa grasa. 

Así, aunque seguir una dieta restrictiva puede hacer que perdamos peso a corto plazo, a largo plazo es posible que acabemos pesando más que antes. Cuanto más "extrema" sea la dieta, mayores serán las posibilidades de aumentar de peso. Hay varios posibles mecanismos biológicos que lo explican. Uno de ellos es, como ya se ha apuntado, una mayor "eficiencia metabólica"; es decir, nuestro cuerpo pasa a gastar menos calorías para mantener sus funciones vitales, pero nuestro apetito no ha disminuido con la misma intensidad. Por tanto, cuando se sigue de nuevo una alimentación normal (que tendrá más calorías que la "dieta" restrictiva), se empieza a ganar peso de forma paulatina pero inexorable. 

Una investigación publicada en mayo de 2013 en la revista American Journal of Clinical Nutrition constató que perder peso haciendo una dieta muy baja en calorías se traduce en una disminución desproporcionada en la "termogénesis adaptativa". De esta manera, nuestro cuerpo se vuelve más ahorrador y buena parte de las calorías consumidas a partir de entonces acabarán en nuestras reservas de grasa. El estudio añade algo más: dicha desproporción se mantiene hasta un año después de finalizada la dieta. 
 
Recuperar la grasa perdida es fácil porque los adipocitos (células grasas) no desaparecen, solo "adelgazan", para engordar con facilidad al mínimo "despiste". Sin embargo, recuperar la masa muscular  Requiere un esfuerzo que pocas personas están dispuestas a asumir. En una investigación con mujeres postmenopáusicas, publicada en septiembre de 2011 en la revista American Journal of Clinical Nutrition, se observó que por cada kg de grasa perdida gracias a la "dieta", desaparecían 260 gramos de masa magra. Sin embargo, después de un año, por cada kg de grasa recuperado solo se ganaban 120 gramos de masa magra, menos de la mitad de los perdidos. 
 
Desequilibrios en el apetito, pasaporte al sobrepeso


Es posible, también, que la "dieta" nos haga más proclives a realizar ingestas compulsivas, debido a que se desequilibra el sistema de control de nuestro apetito. Y es que seguir un régimen muy restrictivo (es lo más habitual) debilita los mensajes internos de hambre y saciedad, además de incrementar el deseo por consumir los alimentos restringidos. 

Perder peso, sí hay algo que funciona 

La estrategia más efectiva para perder peso no consiste en seguir una dieta, y mucho menos una dieta "concreta", seguir un régimen para adelgazar es como contemplar solo una dimensión de un objeto que en realidad es tridimensional. Las otras dos dimensiones son la modificación del comportamiento y el incremento en el ejercicio físico. La clave de la dieta no es su proporción de macronutrientes, sino en qué medida el paciente se adhiere a ella, razón por la que debe ser personalizada. Es ahí donde cobra importancia la figura del dietista-nutricionista. Pero este profesional no solo debe fijarse en la dieta, ya que hay otras dos dimensiones que abordar, como ya se ha visto. 

Adelgazar no significa "hacer dieta", sino integrar, de por vida, unos buenos hábitos.





martes, 19 de agosto de 2014