PESTAÑAS

lunes, 1 de julio de 2013

Dieta, como factor protector de la piel.

El verano, nos invita a elaborar  sencillos menús veraniegos con alta presencia de alimentos ricos en nutrientes con efecto fotoprotector, antioxidante y favorecedor para mostrar una piel joven.

La piel es fiel reflejo de nuestro propio estado de salud y del propio envejecimiento del organismo. La nutrición y el efecto de los nutrientes en la piel siempre ha sido un tema relevante. Vitaminas, antioxidantes, ácidos grasos esenciales y ciertos extractos de plantas tienen atributos potenciales para el cuidado y la protección de la piel. Los reconocidos efectos antiinflamatorios, antioxidante, regenerantes o revitalizantes de los diversos componentes se utilizan en la industria farmacológica, médica y alimentaria para trasladar el mensaje del cuidado de la piel intentando prolongar la apariencia de una piel joven. En verano, el cuidado de la piel es más importante por el efecto dañino de la exposición al sol y al cloro de las aguas.

Una mala nutrición envejece y seca la piel.

El envejecimiento de la piel se debe a dos procesos independientes. 
  • El primero, se debe a factores internos propios de la edad, afecta la piel en el mismo patrón que a todos los órganos. 
  • El segundo, se debe a factores externos que hacen que se vea la piel envejecida como resultado de la influencia del medio externo (contaminanción, exposición intensa y prolongada al sol y los rayos ultravioleta, el tabaco, falta de sueño, una mala alimentación con exceso de grasas, calorías y déficit de nutrientes dermoprotectores)
Las recomendaciones alimentarias para proteger la piel son aportar alimentos: 
  • Antioxidantes (carotenoides, flavonoides, resveratrol).
  • Vitaminas (A y C). 
  • Ácidos grasos omega 3.
  • Lactobacilos como agentes capaces de promover la salud de la piel y la belleza desde el interior.
Antioxidantes para la piel.

El consumo de frutas y verduras frescas es una excelente fuente natural de antioxidantes, por el momento es el método más seguro y saludable para mantener una piel joven, tersa e hidratada.
 
Ensayos e investigaciones apuntan a que una estrategia prometedora para mejorar la protección de la piel contra el estrés óxidativo es apoyar la producción endogena de antioxidantes con productos que contienen antioxidantes y que normalmente están presentes en la piel. Sin embargo no hay que abusar de estos ya que pueden tener un efecto contrario. Llevando una dieta sana, equilibrada y variada ingeriras los antioxidantes adecuados para tu cuerpo.
Vitamina C.

La vitamina C es un cofactor para las enzimas que fijan la estructura de colágeno, componente que da la estabilidad y tersura de la piel. La deficiencia de tal vitamina se refleja en la piel como fragilidad y lesiones cútaneas. El método seguro de garantizar su aporte es comer frutas y verduras frescas como: cítricos, frutos rojos (grosellas, moras, arándanos, franbuesas, fresas), guayaba, pimientos y aderezar las ensaladas con perejil fresco.

Vitamina A y carotenoides.

  Ácidos grasos omega 3.

 Los ácidos grasos esenciales omega 3 regulan la inmunidad e inhiben la producción de componentes inflamatorios, que en la piel se refleja con mayor tendencia a problemas de la piel tipo dermatitis, eccemas, rojeces, etc. Además, en verano son más comunes las reacciones alérgicas o de hipersensibilidad por exposición al sol que cursan con procesos inflamatorios y la piel queda marcada. Por ello es recomendable el consumo de pescados azules de temporada y mariscos bien frescos.
 

Otros compuestos como los polifenoles también bloquean la síntesis de mediadores inflamatorios, están presentes en frutas coloridas como uva, granada, ciruelas. 

 

Lactobacilos.

Dentro de los probióticos, se destacan los lactobacilos, según la OMS (Organización mundial de la salud) son un tipo de microorganismo que administrados vivos en cantidad suficiente ejerce un efecto fisiológico beneficioso en el huesped de la mucosa intestinal, su acción se refleja en la piel de manera indirecta: tiene un efecto modulador de la inmunidad de la mucosa intestinal y regulan la respuesta alérgica en pacientes atópicos (dermatitis atópica, eccemas, algunos tipos de psoriasis, etc). No obstante, el efecto protector depende de la cepa y la dosis utilizada.